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sábado, 9 de junio de 2007

El sueño

Sólo cuando el sueño se mezcla
con el aire imperecedero en el inefable instante fugaz.
Cuando cierras los ojos,
y percibes en tu luz interior, esa maravilla que transmuta lo invisible en existencia...
Igual que las gotitas del rocío, al caer lentas sobre las madréporas diminutas,
dispuestas a diluirse y evaporarse para siempre,
igual que la nieve pulverizada lo hace,
sobre los bosques del olvido quemados ya por el sol....
Solo entonces, amada mía, al igual que la risa de un recién nacido,
podemos decir, que el sueño se ha cumplido.

Pero ahí quedan los huecos vacíos, mudos, vacilantes al viento...
Lo agotado ya, perdido, sin aliento apenas para seguir.
Ahí quedan los ciegos, los sordos, los humillados.
Los que aún aprietan con sus dientes
el último desgarro de existencia, por un sueño equivocado.

Esos ya solo son trazos en las sombras del olvido.

Es tanto lo deseado y tan poco el tiempo...

Bajo la luna nueva los amantes dirán
-¡Entre esos lirios del camino venían! …
Pero el azul del lago solo verá estrellas diminutas.
Somos sombras con deseos de eternidad.

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