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miércoles, 9 de abril de 2008

Razones de la sinrazón. Las Guerras y los Exodos


Razones de la sinrazón
Las guerras de los éxodos




Luís de vega, redactor y corresponsal en el diario ABC desde 1994, Tomás Bárbulo, redactor y corresponsal del País, cubriendo el conflicto del Sahara Occidental, de donde ha publicado su libro “la historia prohibida del Sahara Español”, Luís de Sebastián, experto en economía y catedrático de economía por la ESADE. Es Licenciado en Filosofía por el Bergmanskolleg, Pullach bei München (Alemania), Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad Gregoriana (Roma), Licenciado en Ciencias Económicas por la Universitat de Barcelona, Master of Science in Economics por la London School of Economics, Docteur en Sciences Politiques por el IUHEI de la Universidad de Ginebra y Doctor Honoris Causa por la Universidad Centroamericana de El Salvador.


Una velada más arropados por la experiencia y la sabiduría de los conferenciantes en el foro sobre África de Cajacanarias, el pasado martes 8 de abril, pudimos asistir a un planteamiento divergente entre economías, fronteras, y herencias históricas sobre las naciones africanas. Una realidad cuyo horizonte sigue siendo la huida del hambre, la miseria, la esclavitud, la masacre humana, la explotación despiadada de recursos y personas por fuerzas gubernamentales y multinacionales.

Las ideas maestras que he podido extraer de este foro fueron:


a) La necesidad de pensar África, no desde una perspectiva monolítica y cerrada al mundo, sino como un sistema muy complejo de países que pujan desde su autodeterminación, su libertad y su desarrollo.
b) Las guerras y los conflictos pueden ser evitados gracias a la ayuda internacional y la participación de cada uno de nosotros en una campaña que contribuya a defender los derechos humanos, la libertad, y los principios democráticos para una autodeterminación de los países sometidos y esclavizados por fuerzas y poderes tanto internos entre naciones dentro de África, (Marruecos respecto a los campamentos de refugiados del Sahara, Tinduff) como a gobiernos extranjeros que conservan la idea de colonización residual (Francia, Bélgica, Holanda, etc.)
c) Los medios de comunicación suponen un elemento fundamental para la creación de un foro y una comunicación entre el crisol de realidades convergentes en África.
d) El mercado internacional debe cuidar las medidas proteccionistas sobre los productos africanos para que estos sean igualmente competitivos y no excluyan las posibilidades de crecimiento y desarrollo locales.


Ante la situación actual, el discurso sobre África sigue hablando de marginalidad, sumisión, exclusión, holocausto, guerras, cercanía y lejanía, dominación, por lo que surgió en la sala la posibilidad de estudiar la situación no desde el discurso tradicional, sino tal vez desde una nueva perspectiva donde tendríamos que plantearnos si no existen actualmente las bases suficientes para disparar las alarmas sobre una “neocolonización” con todas las consecuencias que esto supone. Por ejemplo el caso de China es altamente significativo, ya que las estrategias visibles tratan de crear infraestructuras (carreteras, aeropuertos, puentes, etc.) que luego, dejan al más absoluto abandono cuando estos (los chinos) una vez explotado todos los recursos naturales que las regiones por las que pasan ofrecen, no ven ningún interés en mantenerse allí. ¿No se trata esto de un nuevo “colonialismo?”. ¿Por qué no intervienen los OIG en el arbitraje y control de estos expolios?. ¿Cómo se pronuncia el G8 ante esto?, ¿Pueden los mismos estados africanos afrontar esta realidad?¿Tienen capacidad para controlar la situación?.

Estas y muchas más preguntas se desprenden de un debate que lamentablemente se hace breve y superficial ante las grandes incógnitas que abre. De alguna forma cumple con la vieja máxima socrática de “solo sé que no sé nada”. Para salir de esta ignorancia, no cave duda que “no hay más ciego que el que no quiere ver”. Por lo que es obligación moral tomar conciencia de estos pueblos y de estas realidades si realmente deseamos un futuro más justo y más digno para la humanidad de este planeta.


Antonio Gutiérrez