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jueves, 24 de diciembre de 2009

La senda de la felicidad




LA SENDA DE LA FELICIDAD


Esta es la historia de una deseo tan viejo como la humanidad y tan buscado como el tesoro más preciado de la vida.  Esta es la historia de una palabra antigua y sagrada: La felicidad.

La felicidad amaneció un día sobre un desierto de dunas y vientos. Nació de la belleza y la paz. .
Caminó guiada por la luz del bien, cruzándo todos los mundos de la existencia
Atravesó océanos de silencio y oscuridad.
Cruzó la ignorancia, la ambición, el egoísmo, la lujuria, la arrogancia, la sabiduría... y en ninguna se detuvo.... hasta alcanzar la raiz del Tao.

Desde tiempos inmemoriales todos los hombres y mujeres de buena voluntad han querido poseer ese gran tesoro.  El tesoro de la felicidad... Unos han buscado en la Naturaleza, y han descubierto una belleza inconmensurable, otros han buscado en los tesoros de la materia, y solo han conseguido aferrarse más al dolor y al sufrimiento que conlleva tener que poseerlos para luego desprenderse inexorablemente de ellos.  Otros han buscado en lo más profundo del cielo, en sus misterios y maravillas, y solo han descubierto conocimientos milenarios que siempre han estado escritos con la luz de la eternidad. Otros han buscado en el corazón de la Tierra, en sus secretos escondidos de arcanos ancestrales, y solo han hallado trazos borrosos y casi perdidos de una sabiduría imperecedera.

Un día, un principito, buscó en los libros más sagrados, sobre su caballo de fuego, visitó a los sábios más ancianos, caminó en busca de ella, y todo lo que pudo hallar, fue que la felicidad no se atrapa, no se posee, no se encierra ni se guarda... La felicidad es un estado de conciencia que se alcanza cuando has conseguido liberarte de tus miedos y deseos, cuando has abierto tu corazón al amor más puro y a la verdad más sagrada.  Es la consecuencia de tus actos, de tu voluntad, de tu deseo.  Así llegó a escribir en su libro de sabiduría:

Para llegar a la felicidad debes empezar por conocerte a ti mismo.
Debes practicar siempre tu oración de entrega y humildad a todo lo que te rodea.
Desprenderte de todos los yoes que forman la fortaleza del “ego”.
Vaciarte de todo lo que te han dicho o contado.
Y solo cuando alcances el silencio más profundo en el  centro de  tu corazón.
Cuando vivas la inmensidad del cosmos en el fondo de tu ser, como una mota de luz en la existencia.
Cuando hayas renunciado a todo deseo de poseerla.
Solo entonces ella se manifestará...

Y cando eso ocurra, ya no será necesario buscarla....
porque será una expresión de tu corazón más puro...



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